Los animales embalsamados, la última tendencia en decoración y diseño
Pavo real, toro, caballo, mariposas o escarabajos: de las grandes marcas a los hoteles de lujo, pasando por peluquerías o tiendas de diseño, los animales embalsamados están por todas partes y fascinan a los creadores en un mundo donde la vida es percibida como cada vez más frágil.
Pero estas joyas de la taxidermia no tienen mucho que ver con los trofeos de caza: ya sea en un escaparate de los Campos Elíseos o en un salón particular, reinan en tamaño natural, como sorprendidos en su estado natural.
En una peluquería de París, el australiano David Mallett, que peina a estrellas y famosos, instaló un avestruz, dos pavos reales blancos y una pantera.
A otros decoradores les encantan las quimeras, esos animales híbridos inspirados por las leyendas y la mitología, pero los que están más de moda son los insectos, los pájaros y los grandes mamíferos.
“Cada vez más, la gente es consciente de la fragilidad de la naturaleza, de su destrucción […] Quieren observar como nunca el mundo vivo y apropiárselo para comprenderlo”, explica Louis Albert de Broglie, presidente de Deyrolle, la principal tienda de taxidermia y entomología de París.
“Las casa de lujo como Hermes o Vuitton lo comprendieron perfectamente, y saben que no existe materia prima sin productos naturales y que toda creación proviene del mundo vivo”, añade.
En la casa Deyrolle, un toro embalsamado muerto en el ruedo simboliza esa fragilidad del mundo animal. Instalado en el primer piso, fue transformado en obra de arte a petición de un gran decorador para el grupo LVMH.
Situado en la orilla izquierda del Sena, la tienda Deyrolle existe desde 1831 y fue comprada en 2001 por De Broglie, un filántropo, sobrino de un premio Nobel de Física, que dirige varias empresas y un famoso “conservatorio del tomate”.
Norteamericanos, príncipes de Qatar, la familia imperial de Japón o la real de Marruecos, escuelas de arte y niños de todas las edades acuden a la tienda para admirar a los animales embalsamados: oso, león, girafa, cebra, avestruz, caballo, pavo real, lechuza, tarántulas, serpientes, escarabajos, mariposas y minerales del mundo entero.
La “tienda-museo” está repleta de tesoros, desde los más minúsculos, vendidos por dos euros, hasta los más grandes, que valen más de 40.000 euros, como un oso polar comprado por el famoso diseñador Philippe Starck.
“Todos los animales no domésticos provienen de zoológicos, circos o criaderos, donde murieron de vejez o por alguna enfermedad. Tienen trazabilidad y las especies protegidas se manejan siguiendo la convención de Washington (CITES)”, destaca De Broglie.
Otro indicio de esta pasión por el mundo animal es el éxito de las láminas pedagógicas y de papel pintado.
“Lo más apasionante es la investigación, y saber cómo vamos a poder devolver al animal su aspecto original”, comenta Yves Ceretti, encargado de la restauración de las piezas.
“Muchos clientes vienen por la decoración, hay cada vez menos cazadores. Los insectos tienen mucho éxito, los pájaros también”, agrega, mostrando una colección de mariposas azules de color muaré.
Para abastecerse, la casa trabaja con varios talleres especializados en taxidermia de Francia.
“Exportamos a todo el mundo”, explica Francine Campa, directora general de Deyrolle, que cita entre sus clientes a un gran hotel de Nueva York, varias tiendas y marcas de lujo como Dior, Chanel o Hermès, el rey de Marruecos, los príncipes de Qatar y de Japón o grandes diseñadores.